OBJETIVO: Elaboración de una
textura artificial explorando sobre la capacidad mimética del hormigón, material
final.
CLAVES: Se introduce al alumno en el conocimiento constructivo del encofrado y el
vertido y se acompaña en las diferentes posibilidades de investigación formal,
a través del dibujo, del proceso o de la acción sobre el molde. Se encuadran
los conceptos de patrón, geometría y ritmo como búsqueda de un sistema. Se experimenta
sobre las posibilidades de determinar la forma durante el fraguado mediante
encofrados tensados.
MATERIAL NECESARIO: caja de 20x30x5 cm que
servirá de base de encofrado. Libre elección en función de la búsqueda
experimental de cada trabajo del material a aplicar en cada molde (arcilla,
escayola, poliestireno, cera, madera, plástico, cañas, hojas, grapas, hueveras,
mallas, plastilina...). Material de la
pieza: Hormigón blanco autocompactante.
CONCLUSIÓN:
Los alumnos
reconocen la diferencia entre un proceso de creación de una forma controlada
frente a uno en el que proceso o acción sobre el material sean el sistema de
trabajo.
Al repertorio de
piezas de las ediciones pasadas se incorporan nuevas en cada línea de
investigación ya abierta: ritmos en texturas, encofrados flexibles, celosías,
dibujos sobre el molde, inclusión de objetos.
Destaca este año
el rigor empleado por algunos alumnos en la búsqueda de un sistema que potencie
la capacidad expresiva del material, aprovechando al límite las cualidades de
su contacto con el encofrado como líquido y su posterior solidificación.
En este sentido
inciden trabajos tan diversos como los de Claudia Alonso, Belén del Río, Rocío
Calzado, María Jesús Padrón, Anna Burdeus, Ines Dahl o Héctor Egido.
Los dos primeros,
a pesar del poco grosor de las piezas, trabajan sobre el espacio intersticial.
Claudia Alonso deja parte de encofrado en el alma de la pieza que es quemado
posteriormente. Belén del Río con el deslizamiento de círculos menguantes
consigue una pieza que pone en valor el vacío, con claras referencias a Martín
Chirino.
Rocío Calzado y María
Jesús Padrón trasladan a la pieza final la morbidez del hormigón en masa. La
segunda a través de la manipulación con hilo caliente de un encofrado de
poliestireno que permite formas blandas. Rocío Calzado mediante un encofrado de
alambres suspendidos- paralelos, con distintas separaciones -y una lámina de
plástico da forma a un elemento que se configura desde el peso propio del
material, enraizado en las investigaciones de Fisac.
Encofrado y pieza de María Jesús Padrón |
Encofrado y pieza de Rocío Calzado |
Los tres últimos
emplean la geometría como elemento de generación formal. En el caso de Anna
Burdeus con una pieza de cadencias verticales, tratada en ambas caras, en la
que se lleva al límite el grosor resultante de algunos vaciados. Héctor Egido
realiza un increíble ejercicio de ritmos y sombras mediante la división
matemática de la superficie de trabajo, el empleo de planos inclinados y la
disolución final de cada área. Ines Dahl realiza una composición basada en la
división del rectángulo, introduciendo piezas autónomas y de diferentes alturas
en el encofrado, obteniendo un resultado final muy complejo que recuerda al
trabajo de Torres García.
Encofrado y pieza de Anna Burdeus |
Encofrado y pieza de Héctor Egido |
Proceso y pieza de Inés Dahl |
Por último señalar
la investigación de Salwa Al-Abrash y con sutiles vibraciones en la superficie
de las piezas mediante acciones sobre moldes de poliestireno
Como novedad la
introducción de la tipografía como patrón en el ejercicio de Ana Núñez de Prado
y el cartón como encofrado en el de Concepción Ribagorda.
Este tercer año
demuestra que la investigación no se agota y que los ejercicios siguen teniendo
un fuerte componente experimental, resultando a veces ecos insospechados de
obras notables. Los alumnos continúan arriesgaron en la toma de decisiones y
comprenden la necesidad de establecer un propósito de partida.
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