viernes, 4 de octubre de 2013

EJERCICIOS DE FORMA Y TEXTURA 2012

OBJETIVO: Elaboración de una textura artificial explorando sobre la capacidad mimética del hormigón, material final.
CLAVES: Se introduce al alumno en el conocimiento constructivo del encofrado y el vertido y se acompaña en las diferentes posibilidades de investigación formal, a través del dibujo, del proceso o de la acción sobre el molde. Se encuadran los conceptos de patrón, geometría y ritmo como búsqueda de un sistema. Se experimenta sobre las posibilidades de determinar la forma durante el fraguado mediante encofrados tensados.
MATERIAL NECESARIO: caja de 20x30x5 cm que servirá de base de encofrado. Libre elección en función de la búsqueda experimental de cada trabajo del material a aplicar en cada molde (arcilla, escayola, poliestireno, cera, madera, plástico, cañas, hojas, grapas, hueveras, mallas, plastilina...). Material de la pieza: Hormigón blanco autocompactante.

CONCLUSIÓN:
Los alumnos reconocen la diferencia entre un proceso de creación de una forma controlada frente a uno en el que proceso o acción sobre el material sean el sistema de trabajo.
Al repertorio de piezas de las ediciones pasadas se incorporan nuevas en cada línea de investigación ya abierta: ritmos en texturas, encofrados flexibles, celosías, dibujos sobre el molde, inclusión de objetos.
Destaca este año el rigor empleado por algunos alumnos en la búsqueda de un sistema que potencie la capacidad expresiva del material, aprovechando al límite las cualidades de su contacto con el encofrado como líquido y su posterior solidificación.
En este sentido inciden trabajos tan diversos como los de Claudia Alonso, Belén del Río, Rocío Calzado, María Jesús Padrón, Anna Burdeus, Ines Dahl o Héctor Egido.
Los dos primeros, a pesar del poco grosor de las piezas, trabajan sobre el espacio intersticial. Claudia Alonso deja parte de encofrado en el alma de la pieza que es quemado posteriormente. Belén del Río con el deslizamiento de círculos menguantes consigue una pieza que pone en valor el vacío, con claras referencias a Martín Chirino.
 
 

 
 
 
Rocío Calzado y María Jesús Padrón trasladan a la pieza final la morbidez del hormigón en masa. La segunda a través de la manipulación con hilo caliente de un encofrado de poliestireno que permite formas blandas. Rocío Calzado mediante un encofrado de alambres suspendidos- paralelos, con distintas separaciones -y una lámina de plástico da forma a un elemento que se configura desde el peso propio del material, enraizado en las investigaciones de Fisac.

 
Encofrado y pieza de María Jesús Padrón
 
Encofrado y pieza de Rocío Calzado
 
Los tres últimos emplean la geometría como elemento de generación formal. En el caso de Anna Burdeus con una pieza de cadencias verticales, tratada en ambas caras, en la que se lleva al límite el grosor resultante de algunos vaciados. Héctor Egido realiza un increíble ejercicio de ritmos y sombras mediante la división matemática de la superficie de trabajo, el empleo de planos inclinados y la disolución final de cada área. Ines Dahl realiza una composición basada en la división del rectángulo, introduciendo piezas autónomas y de diferentes alturas en el encofrado, obteniendo un resultado final muy complejo que recuerda al trabajo de Torres García.


Encofrado y pieza de Anna Burdeus




 

Encofrado y pieza de Héctor Egido









Proceso y pieza de Inés Dahl
 

Por último señalar la investigación de Salwa Al-Abrash y con sutiles vibraciones en la superficie de las piezas mediante acciones sobre moldes de poliestireno

Como novedad la introducción de la tipografía como patrón en el ejercicio de Ana Núñez de Prado y el cartón como encofrado en el de Concepción Ribagorda.

Este tercer año demuestra que la investigación no se agota y que los ejercicios siguen teniendo un fuerte componente experimental, resultando a veces ecos insospechados de obras notables. Los alumnos continúan arriesgaron en la toma de decisiones y comprenden la necesidad de establecer un propósito de partida.


martes, 1 de octubre de 2013

EJERCICIO 2. FORMA Y TEXTURA.


















La primera parte del curso se ha centrado en despertar la consciencia de que hay un modo de mirar diferente, propio de un arquitecto, y ejercitarlo.

Para ello, se ha insistido en dos líneas de trabajo paralelas, que se alimentan una a la otra: por un lado, investigar en torno a la intención de la mirada y su expresión y representación; por el otro, ser capaces de abstraer de ello un material para trabajar con él, lo que implica conocerlo, construir con él.

En este ejercicio se da un paso más. Se trata de ir más allá y proyectar la búsqueda que cada uno está realizando sobre un nuevo material, el hormigón.

Se tendrá un conocimiento directo del mismo, con explicaciones muy concretas  y la práctica directa en la elaboración y puesta en obra de cada pieza.

La técnica de trabajo es libre y los profesores orientarán cada trabajo o línea de trabajo.


El formato de las piezas está definido por la caja de encofrado, de dimensiones 30x20x5, que los alumnos deben realizar por su cuenta.

domingo, 29 de septiembre de 2013

CENTENARIO DE FISAC

El hombre rompe la ley que cumplen todos los seres vivientes de someterse a los límites espaciales que les marca su ecología. Animales y plantas desaparecen de los lugares en los que las condiciones ambientales les son adversas. El hombre persiste tercamente en vivir en lugares en los que las condiciones atmosféricas han cambiado drásticamente, como es el caso de las glaciaciones del Cuaternario: no se trata de construir débiles protecciones de chozas o sombrajos, se necesita aprovechar las grietas y cuevas de roca que han producido las alteraciones geológicas y los duros cambios metereológicos.
Pero el hombre de las cavernas tiene muy limitado el espacio aprovechable y es insuficiente para albergar el crecimiento de su población, que le obliga a inventar construcciones que resuelvan el problema físico pero también el psicológico de sentirse a gusto, que aquel espacio sea bello: así nació la Arquitectura.
Para las necesidades humanas ese espacio es el comprendido entre dos planos paralelos: suelo y techo para andar y moverse en todas direcciones. La sección de los elementos de la construcción requerida es lo que llamamos un dintel. Pero una sección adintelada tiene una pieza de cerramiento superior horizontal que ha de apoyarse en dos verticales.
Las tensiones ocasionadas por la gravedad someten a las piezas verticales a compresión, a aplastamiento, fáciles de absorber en los materiales pétreos de gran durabilidad. Las tensiones de la pieza horizontal, apoyado en las verticales, es mucho más difícil de resolver, porque el esfuerzo de flexión es un efecto complejo que si bien tiene zonas comprimidas, tiene otras traccionadas, estiradas, y los materiales de piedra son muy poco aptos, por su estructura molecular, para resistir esos esfuerzos. El resultado es que, para esas piezas estructurales, se tuvo que utilizar la madera, que es putrescible, con lo que el conjunto de la estructura duraba muy poco tiempo, como testimonian todas las ruinas de edificios antiguos.
El arco, la bóveda y la cúpula son soluciones técnicas de espacios cerrados para conseguir que las piezas de piedra trabajen en gran parte a compresión, absorbiendo con más o menos artificio, los empujes residuales. Y cuando estos empujes no eran suficientemente absorbidos, la bóveda se hundía, como tantas bóvedas de cañón románicas o cuando en edificaciones clásicas del Renacimiento los arquitectos tenían que recurrir a fabricar tirantes de redondos de hierro forjado, de ahí el juicio de Felipe II: “arquitectura que tiene hierro mucho yerro tiene”.
Pero la pureza antropomórfica del espacio adintelado, no había encontrado el material idóneo durable-traccionable.
El hormigón armado, material que trabaja como piedra y hierro, que absorbe bien los esfuerzos de tracción, resolverá el problema, aunque advirtiendo que si bien la absorción de las tensiones las resuelve bien la armadura de hierro, el hormigón también las recibe y, aunque no llega a notarse a simple vista, el hormigón se microfisura.
Es precisamente con el hormigón pretensado cuando se obtiene ¡al fin! el primer material durable-traccionable, aunque sea a costa del artificio de comprimir previamente, con más tensión, el material que, posteriormente, al ponerlo en trabajo va necesitar de estiramiento.
Esta técnica que en las obras de ingeniería ocupa una utilización casi total en diferentes programas: puentes, grandes silos ¡hasta en carreteras!, y que es excepcionalmente adecuado en la arquitectura, como he podido comprobar con muy buenos resultados hace casi cuarenta años en mis obras, a pesar de los reducidísimos espesores realizados, es, pasmosamente, casi desconocido por los arquitectos que se han obsesionado por repetir en estructuras de grandes luces las redes tubulares de acero con arcos decimonónicos de tres articulaciones, con los resultados de que antes de veinte años, el más emblemático de todos ellos se ha podrido, y, un poco de tapadillo, tienen que volverlo a construir de nuevo, eso si, para mantener la imagen de una falsa tecnología punta.
En el futuro de la profesión de arquitecto, cuando termine este periodo de elucubraciones extravagantes al servicio de la publicidad capitalista más delirante que padecemos, y pase a ser un servicio social serio, estoy convencido de que el hormigón ha de ocupar el lugar que le corresponde con la posibilidad de unas texturas y expresividad de gran belleza..

Miguel Fisac 1997 "Durable Traccionable"